Por: Luis Fernando Ruz
Como todo Domingo, me dirigía al Estadio Jaime Morón León, con el deseo de ver ganar al Real Cartagena Ganar una vez más, la asistencia del público era notoria, no existía diferencias en aquel sitio, puesto que estaba el rico, el pobre, el blanco, el de color, el delgado y hasta el grueso, para ese templo no existía diferencia alguna, solo miles de personas por esa pasión de futbol.
Los controles eran muchos, y la seguridad impresionante, pero después de tanto procedimiento, por fin me encontraba adentro, para apoyar a mi equipo, una vez allá, la música empezaba a sonar del mismo modo que los vendedores a trabajar. Luego de tanto protocolo de espera salieron los equipos, y con la salida del Real Cartagena, se escuchó el más grande grito de júbilo por su afición.
Empezó el partido, y todo en aquel lugar se paralizo para prestar atención a este encuentro deportivo, a pesar que el Real Cartagena tomo la delantera con un gol de tiro penal en el minuto 12, se descuido y dejo que el equipo contrario no solo lo empatara, sino lo superara con 2 goles en los minutos 26 y 31.
Para muchos, e inclusive para mi, creímos que todo pintaba mal, y que ese sería el desenlace final de aquel encuentro, pero fue ahí cuando llego una oportunidad más con el empate en el minuto 61, y el gol que los superaría en el minuto 67, fue ahí cuando el estadio derramaba felicidad.
Como muchos equipos colombianos, el Real Cartagena cometió el error de confiarse por llevar la ventaja de un gol, y se durmió en sus cabales, todo el equipo bajo a la defensiva, y olvido por completo lo importante que era su ofensiva, así que el Huila tras un descuido del equipo local encontró la paridad al minuto 85.
Con enojo e impotencia la afición “auriverde” veía este gol que caía como” baldazo de agua fría”, pero aun así, la afición puso sus esperanzas en la victoria para su equipo, y fue en aquel ultimo minuto de forma rápida e inesperada que llego ese cuarto gol, el gol de la victoria, el gol que puso a la gente en Cartagena a celebrar y a soñar en la clasificación a los octagonales, fue aquel gol, y aquella victoria, como dijo aquel locutor de radio popular, “ahora si empezaron las fiestas novembrinas para el pueblo cartagenero”.
Fue un partido muy vibrante, muy emocionante, pero sobretodo lleno de muchos goles, fue una experiencia muy gratificante para mi, puesto que tenia mas de 3 años que no asistía a un evento de esta magnitud, quizás lo único que resaltaría como punto negativo fue el altercado entre la policía y los hinchas, pues usaron gases lacrimógenos sin justa causa, se supone que es un último recurso para dispersar manifestaciones violentas, y solo en aquel sitio existía euforia y alegría sana.
Por: Luis Fernando Ruz
Como todo Domingo, me dirigía al Estadio Jaime Morón León, con el deseo de ver ganar al Real Cartagena Ganar una vez más, la asistencia del público era notoria, no existía diferencias en aquel sitio, puesto que estaba el rico, el pobre, el blanco, el de color, el delgado y hasta el grueso, para ese templo no existía diferencia alguna, solo miles de personas por esa pasión de futbol.
Los controles eran muchos, y la seguridad impresionante, pero después de tanto procedimiento, por fin me encontraba adentro, para apoyar a mi equipo, una vez allá, la música empezaba a sonar del mismo modo que los vendedores a trabajar. Luego de tanto protocolo de espera salieron los equipos, y con la salida del Real Cartagena, se escuchó el más grande grito de júbilo por su afición.
Empezó el partido, y todo en aquel lugar se paralizo para prestar atención a este encuentro deportivo, a pesar que el Real Cartagena tomo la delantera con un gol de tiro penal en el minuto 12, se descuido y dejo que el equipo contrario no solo lo empatara, sino lo superara con 2 goles en los minutos 26 y 31.
Para muchos, e inclusive para mi, creímos que todo pintaba mal, y que ese sería el desenlace final de aquel encuentro, pero fue ahí cuando llego una oportunidad más con el empate en el minuto 61, y el gol que los superaría en el minuto 67, fue ahí cuando el estadio derramaba felicidad.
Como muchos equipos colombianos, el Real Cartagena cometió el error de confiarse por llevar la ventaja de un gol, y se durmió en sus cabales, todo el equipo bajo a la defensiva, y olvido por completo lo importante que era su ofensiva, así que el Huila tras un descuido del equipo local encontró la paridad al minuto 85.
Con enojo e impotencia la afición “auriverde” veía este gol que caía como” baldazo de agua fría”, pero aun así, la afición puso sus esperanzas en la victoria para su equipo, y fue en aquel ultimo minuto de forma rápida e inesperada que llego ese cuarto gol, el gol de la victoria, el gol que puso a la gente en Cartagena a celebrar y a soñar en la clasificación a los octagonales, fue aquel gol, y aquella victoria, como dijo aquel locutor de radio popular, “ahora si empezaron las fiestas novembrinas para el pueblo cartagenero”.
Fue un partido muy vibrante, muy emocionante, pero sobretodo lleno de muchos goles, fue una experiencia muy gratificante para mi, puesto que tenia mas de 3 años que no asistía a un evento de esta magnitud, quizás lo único que resaltaría como punto negativo fue el altercado entre la policía y los hinchas, pues usaron gases lacrimógenos sin justa causa, se supone que es un último recurso para dispersar manifestaciones violentas, y solo en aquel sitio existía euforia y alegría sana.